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El modelo de Diana, hija de Júpiter, mujer libre y luchadora.



Desde el punto de vista astrológico, cada uno de los planetas y cada uno de los signos zodiacales, tienen al menos, un par de modelos de comportamiento, o lo que es lo mismo, tiene un par o más de arquetipos que están asociados a una deidad de cielo, uno femenino y otro masculino.
En el caso de Saturno, el modelo femenino se corresponde con Hestia o Vesta que es la hija primogénita de Cronos. En el caso de Júpiter ocurre algo parecido, el patrón femenino de Zeus-Júpiter lo adopta su hija Diana.
En la leyenda se cuenta que Diana se postró a los pies de su padre (Zeus) y, abrazada a sus rodillas le pidió, en vez de alhajas o adornos, una corta túnica, un calzado de cazadora, un carcaj con sus flechas y un arco como el que tenía su hermano Apolo.
Por ello Diana tiene las mismas atribuciones que Apolo, como él, va armada de un arco y un carcaj, y por eso la llamaban «Apollousa» la destructora, y también «Iocheaira» la que se complace en disparar sus flechas. Diana es la que hace sucumbir bajo sus temibles flechazos a los infelices humanos. A semejanza de Apolo, Diana es también la diosa de la muerte súbita, y sus víctimas preferidas son las mujeres.
En la mitología clásica, Diana es la Diosa de la caza y de los bosques y tiene cómo símbolo un oso. Si nos adentramos en el símbolo del oso, que aparece como compañero de Diana y cuya forma adopta a menudo cuando hace sus apariciones, obtendremos una imagen muy pura, aunque poco atractiva, de este modelo imitado por muchas mujeres.
El oso es  símbolo de la casta guerrera, opuesta a la del jabalí que simboliza la casta sacerdotal. En Siberia y en Alaska se asimila igualmente al oso con la Luna, porque desaparece cíclicamente ocultándose en invierno y reapareciendo en primavera. También se la asocia con el oso porque su soplo misterioso emana de las cavernas.
Las cavernas son análogas al aspecto femenino de la orografía terrestre, opuesto claramente a las cúspides de las montañas, reservadas éstas, como veremos más adelante a la simbología sacerdotal.
La leyenda de Acteón nos relata cómo este joven cazador, un día, acosando con sus perros una presa, llegó al lugar cerca de una fuente donde Diana y sus acompañantes se estaban bañando desnudas, y maravillado por la belleza de la diosa se entretuvo más de la cuenta en observarla y fue sorprendido. Furiosa, Diana de que un mortal hubiera podido contemplar su desnudez, metamorfoseó a Acteón en ciervo y lo entregó a la voracidad de su propia jauría.
Este aspecto de falta de piedad, fiero y destructor se repite en la leyenda de Calisto, una ninfa cazadora y virgen que formaba parte de su séquito, de quien Zeus se enamoró. Como en todos los mitos Zeus se transformaba para acercarse a sus amadas. En unas leyendas se dice que se metarmofoseó en la misma Artemis para acercarse a la ninfa, pues Calisto huía de todos los hombres para preservar su castidad. Disfrazado de esa manera, Zeus la poseyó.
Cuando un día Artemis y sus ninfas estaban bañándose, completamente desnudas, al ver el cuerpo desvestido de Calisto, se hizo evidente su estado de gestación, pues su vientre no era tan liso como el de las demás ninfas. Entonces, Artemisa, cruel guardiana de la castidad, se encolerizó, como era costumbre en ella cada vez que ocurría algo similar, y transformó a Calisto en una osa y la mató a flechazos.
Al enterarse Zeus y apesadumbrado por la muerte de su amada, recogió su espíritu y lo llevó al lugar más importante del cielo y lo colocó como la constelación más visible del firmamento con el nombre de la Osa Mayor. 
Esta crueldad consciente de Artemis también tiene sus consecuencias inconscientes como ocurre en el mito de Orión de quién Artemis estuvo enamorada.
– Un día en que Orión se bañaba en el mar y se había alejado hasta el horizonte de la costa. Apolo retó a su hermana a que alcanzase con una flecha el punto móvil más alejado, que no era otra cosa que la cabeza de Orión que jugueteaba a lo lejos con las olas.
-Artemis tendió su arco, y su flecha fue a clavarse en la sien de su amado. Aunque hay otros mitos que dicen que lo mató porque intentó hacerle el amor. Sea como fuere, parece ser un modelo que se repite en cierta clase de mujeres que no consiguen mantener una pareja en condiciones.
Esta actitud cruel y destructiva del arquetipo encaja con la mujer que se emancipa forzadamente, destrozando al hombre que la poseyó y que no supo o no pudo darle lo que ella demandaba.
Es el modelo de mujer libre y luchadora, amante de la libertad, reivindicadora de sus derechos como individuo igual al hombre, representa al prototipo de mujer soltera, divorciada o célibe que se aplica con todas su energías a la formación de su propio mundo.
En este modelo la mujer quiere ser igual al hombre con todos sus atributos, no necesita lujos, sino libertad de acción. Cosa que pocos hombres saben dar a sus mujeres.
Este patrón de comportamiento, relacionado con Júpiter femenino, nunca puede darse de forma pura en ninguna persona, pero sí que puede teñir el fondo de la personalidad de las mujeres con un fuerte componente Júpiter, como puede ser el tener el Sol en el signo Sagitario donde Júpiter tiene su domicilio, y también en Cáncer donde Júpiter tiene su exaltación, y también es notable en las mujeres que tienen a Júpiter junto al Sol o en los ángulos.
 
 
 
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