Una de las mejores maneras de entrar en el «Mundo fantástico y flipante de Gaudí» y comprender su obra, es hacerlo por la puerta pequeña de hierro forjado que tiene un pequeño dragón como guardián, la puerta que está en la calle lateral de los Pabellones de la Finca Guell de Pedralbes, no interesa hacerlo por la puerta grande principal porqué allí está el gran dragón guardián que con su terrible apariencia nos dificultará la entrada y quizás no comprendamos nada.
Antes de abrir esta puerta de hierro fundido, conviene leer bien el letrero «HORTUS HESPERIDUM».
Hortus Hesperidum es una foma de llamar al «Jardín de las Hespérides». -Gaudí a través de esta puerta, guardada por un pequeño dragón de hierro fundido, nos invita claramente a visitar su primera versión del Jardín de Hespérides, el motivo de su inspiración que le acompañará a lo largo de toda su obra, así que para comprender la obra de Gaudi es absolutamente imprescindible conocer el significado del Jardín de las Hespérides, el Dragón guardián, y las manzanas doradas custodiadas en su interior y el mito de Hercules
El Jardín de las Hespérides.
En la antigua cosmogonía griega se cuenta que al principio reinaba la Oscuridad y que de la Oscuridad nació el Caos.
De la unión de la Oscuridad y el Caos nacieron el Día, la Noche, el Erebo y el Aire.
De la noche y del Erebo nacieron las Hespérides.
Las Hespérides son hijas de la noche y al igual que las estrellas, sólo pueden ser observadas durante la oscuridad de la noche, como los luceros, que sólo se pueden observar al anochecer o al amanecer, siempre cercanos a la noche.
A las Hespérides se las situaban al otro lado del océano, en el confín occidental del mundo. Vivían en un jardín maravilloso donde estaba el manzano de las manzanas de oro, a cuyo cuidado y custodia las había dejado la Diosa Madre, (Deus meter, Démeter) pero también eran las encargadas de guardar los rebaños celestes y los frutos exquisitos del árbol de las manzanas de oro.
Las Hespérides celestes hijas de la Noche son cuatro o cinco. Las más conocidas o más visibles son cuatro:
Egle, la Brillante o la Blanca, en la ruta del estaño; la segunda es Arietis o Aretousa, la Rojiza, Hésperaretousa o la Aretousa de poniente, la tercera es Hestia, la Negra y la cuarta y más brillante es Hesperis.
Las Hespérides celestes hacen una clara referencia a los luceros o los planetas visibles. La más evidente de todas es la llamada Arietis o Areutousa, la Rojiza, pues identifica de manera muy clara, pero en femenino, al planeta Marte con su brillo rojizo y su relación con Ares, que no es otro que Marte, de donde viene lo de Arietis o Aretousa.
Otra Hespéride que tiene una clara relación con Saturno es Hestia o la Negra, la más oscura por ser el planeta más alejado. Según Hesiodos Hestia fué la primera hija de Saturno, la primogénita entre los siete hijos de Saturno, hermana pues de Deméter, Hades, Zeus y Poseidon. Hestia representa el modelo femenino de Saturno.
Por otro lado el apelativo de la Negra también la relaciona con Saturno que es analólogo al color negro.
Egle, la blanca, la del camino del estaño, se relaciona con el planeta Júpiter a quién está asociado este dúctil metal. Y se puede asemejar a la deidad femenina de Júpiter,
Hesperis es la hija de Hespero que es lo mismo que vespero, o vespertino, el lucero del atardecer, el lucero del alba y se refiere al planeta Venus en su aspecto masculino.
Héspero es el genio del lucero vespertino, hermano de Atlas, cuenta el mito que se subió a los hombros de su hermano para escrutar el horizonte, rodó hacia el mar con un pedazo de su hermano. -Este mito tiene relación con un seismo. Pero también tiene relación directa con Venus, el Lucero del Alba.
Así cada una de la Hespérides se corresponde con cada uno de luceros o los planetas que son visibles a simple vista, especialmente al atardecer.
Hesperia es también el nombre que le daban a España. Hesperia era el país de poniente (vesper) Hesperia, Hispalis, Hispania, España.
Las Pléyades son hijas de Atlas y eran siete, eran hermanas de las Hespérides.
Hesperis (Venus) se casó con su tío Atlas del que tuvo siete hijas, las Hespérides marinas o las Atlántidas que representan a las siete islas Canarias o las islas . Las Hespérides terrenales se llaman Atlántidas y son las hijas de Atlas y Hesperia o Hesperis.
En el antiguo mito, Atlante fue condenado por Zeus a causa de su rebelión con los Titanes, a permanecer de pie, parado, ante las Hespérides en los confines del mundo y a soportar sobre sus hombros la bóveda celeste.
En la leyenda de Hércules en busca de las manzanas de oro, se cuenta que unos piratas malvados intentaron raptar a las Atlantis, pero Hércules las rescató y las devolvió a su padre Atlas. En recompensa, éste dio a Hércules permiso para tomar las manzanas que había ido a buscar y le enseñó la Astrología.
-La Astrología era la Ciencia que Atlas había estudiado concienzudamente construyendo una enorme esfera armillar que lleva sobre sus espaldas, -aunque hay quién ha confundido el símbolo y ha creído que llevaba al mundo-. A causa de este encuentro con Atlas Hercules fue el primero que llevó la ciencia de la Astrología y de la esfera a Grecia.
Hércules se identifica el héroe solar, con el Sol, Hércules o el Sol, roba las manzanas de oro, pues cuando aparece el astro, desaparecen las manzanas doradas, que son las estrellas guardadas por los luceros.
Hercules regaló las manzanas de oro (sabiduria divina) a Palas Atenea quién las devolvió de nuevo al Jardín de las Hespérides.
Las Hespérides, como dice Vosio, forman parte del cuadro de los fenómenos celestes. Por un lado representan las horas de la tarde y por otro la aparición en el cielo de los luceros. El jardín que deben cuidar es el firmamento, las manzanas de oro son las estrellas que contienen la sabiduría divina y el dragón inmortal que protege al jardín es el zodiaco o la ecliptica.
El Jardín de las Hespérides es el cielo donde las Hesperides son las guardianas de las estrellas que son las manzanas doradas del conocimiento, de la Ciencia de las estrellas, y el dragón es el guardián del jardín que representa al Zodiaco y los ciclos perfectos que en él se desarrollan.
Sin entender este mito, es poco probable que se pueda comprender la obra de Antoni Gaudí..