Icono del sitio UILA

Saturno en Escorpio una vivencia en el Malpaís de la corona.

El astrólogo, como el músico, el poeta o el pintor, vive su vida experimentando constantemente su arte. En mi mente de astrólogo una de las «viñetas» de la realidad que tengo presente es el reflejo de la influencia de Saturno en Escorpio, las mil y una formas de manifestarse de esta combinación, como un holograma que repite su figura una y mil veces en diferentes ángulos y posiciones.

Escorpio es un signo zodiacal que le viene muy bien a la isla de Lanzarote, como a muchas otras islas volcánicas. La relación entre Escorpio, Plutón y Marte, se hace evidente es este árido lugar volcánico. Cada visita a un lugar de la isla, haya sido volcanes o cavernas me han llevado a sentirme en el reino de Plutón Escorpio, pero donde más he sentido la influencia de Saturno en Escorpio ha sido durante en mi excursión a la piedra negra, nada me ha impresionado más ni me ha generado tanto esfuerzo y adrenalina.

Al subir al volcán de la corona al amanecer, observé una enorme piedra negra entre  el volcán y el mar, como un gigantesco obús salido del enorme cráter plantado en medio del territorio..

-Después de visitar todos los lugares turísticos de la isla, salvo el viaje en camello, porque me dio una gran pena ver esos nobles animales soportado el peso de super obesas señoras alemanas que se subían a pasear en camello por el entorno del Timanfalla. 

Me atrajo la enorme piedra negra situada entre el mar y el volcán, me dio la sensación de ver en esa piedra negra el reflejo de Saturno Escorpio. Ya se sabe que la mente de los astrólogos lo astrologiza todo..

Para organizar la excursión lo mejor era mirar en Google para localizar el lugar y luego hacer el camino.  -Usando esta maravillosa herramienta que es el Google Earth, localicé un caminito que terminaba al final de una muralla de piedras negras volcánicas, a menos de un kilómetro de la enorme piedra negra, en mi mente, Saturno en Escorpio. 

Ahí estaba la piedra negra, en medio de un caos de piedras volcánicas.  Poco más de un kilometro de distancia. En mis cálculos, pensé que si podemos andar a una velocidad de 4 kilómetros a la hora, este trayecto por difícil que sea en un par de horas voy y vuelvo, no le vi más problema.

Andar por estos lugares no es nada sencillo, no hay camino, ni senda, ni nada, es un inmenso pedregal árido hasta que comienzan los abandonados cultivos de vid.

Hace muchos años que se dejaron de cultivar estar áridas y pedregosas tierras, y como vestigios del pasado quedan las herraduras de muretes de piedra para proteger las plantas de vid, cientos, miles de herraduras de piedras amontonadas conforman un paisaje absolutamente irracional. No hay caminitos entre un murete y otro, esto es un laberinto se mire como se mire.

Las sombras se hacen largas cuando llega la última hora de la tarde, hay que apurar el tiempo para llegar a la piedra negra. Vueltas y revueltas por el pedregal hasta llegar cerca de la enorme roca negra que emulaba en mi mente a Saturno en Escorpio.

Hora y media dando revueltas por el árido pedregal hasta llegar a los último cien metros que me separa de mi obsesivo objetivo de alcanzar la piedra negra, el simbólico Saturno en Escorpio-

Ahí Ahí estaba la piedra negra, representación simbólica de Saturno en medio del caos de piedras volcánicas. Hace mucho que no viene nadie por aquí, pero hubo un tiempo en el que algunas personas se dejaron su vida moviendo piedras y plantando vides que dan un vino blanco de un sabor, aroma y textura aterciopelada especial, tal y como se he podido degustar en una bodega cercana.

Por último había que regresar atravesando de nuevo ese laberinto de piedras volcánicas y negras amuralladas en semicírculo y a diferentes niveles. El Sol se esconde tras los volcanes y la oscuridad se cierne en el laberinto, y yo sin teléfono móvil. Es lo primero que se me ocurrió.  Anduve perdido entre los pedregales hasta que casi a tacto encontré un muro de piedras ancho y recto. Poco a poco siguiendo el muro de piedras pude salir del laberinto enfarragoso de piedras volcánicas.  

Al salir de lugar me vino a la mente la manera de discurrir de algunas personas plutonianas, donde la línea recta ni existe, ni puede existir. Me quedó la impresión de un mundo durísimo, una tierra dificilísima de trabajar, un infierno.  Mis zapatos Pikolinos quedaron hechos trizas y pude salir del lugar por la costumbre que tengo de andar por riscos y piedras, sino allí me quedo y tienen que llamar al SAMUR- Esa ha sido mi experiencia metanoica de Saturno en Escorpio.  Ahora comprendo porque a este lugar le llaman «Malpaís de la corona».

Salir de la versión móvil