La realidad se puede observar de muchas maneras, basta con imaginar un microscopio, un telescopio, o un grafico de ondas de astrodinas, todo son formas de observación. El modelo matemático de los harmogramas, muestran de un modo claro las coordenadas del tiempo, año tras año, como las señales kilométricas de las carreteras, y la intensidad de la «onda» del Índice cíclico que lo que mide son los alineamientos de los planetas exteriores, desde Marte a Plutón, y lo reflejan en modo onda y se calcula en astrodinas. Una conjunción, 10 astrodinas; dos conjunciones, 20 astrodinas; tres conjunciones 30 astrodinas, y asi de esta manera se mide la intensidad del alineamiento planetario.
Las ondas astrológicas se pueden comparar con el mar. Cuando hay 0 astrodinas es como cuando el mar está en completa calma, y a partir de la 30 astrodinas es un mar encrespado con dificultad para la navegación, de las 30 astrodinas hacia arriba, se recomienta a las naves regresar a puerto y a las personas quedarse en casa, confinarse. Por encima de las 40 astrodinas el confinamiento es imprecisdible, y por encima de eso se roza el pánico social.
A lo largo de la década del 2020 30, el gráfico de astrodinas señala tres picos más, aparte de los del 2020-21, dos de ellos no llegan a las 30 astrodinas y se puede navegar, y en el 2024 la onda supera las 30 astrodinas y pudiera ser que en algunos lugares del mundo hubiera que confinar.
Tiempo largo, para que se vea lo que hemos pasado, de donde venimos y lo que nos queda por pasar de este mar encrespado que nos ha traído la pandemia. A dónde vamos, o mejor por dónde tenemos que pasar para ir a donde vamos, por orientar.